mucho de lo que está prohibido me hace feliz-

Yo quise el fin & habia mas. Yo quise mas no había fin. Lo que yo quise encontrar estaba atrás y no aquí. Desde las sombras no vi las sombras, y no vi luz. No voy a llorar si nadie me acompaña. No voy a dejar ni un camino sin andar. Aunque sea el fin del amor yo he visto el fin del disfraz. Yo quiero el fin del dolor pero no hay fin, siempre hay mas. No existe sombra. No existe culpa. No existe cruz. No voy a esperar las caras que yo extraño. No voy a esperar que el destino hable por mi. Y en medio de las lluvias del invierno no hay tiempo ni lugar, Yo se que entenderás que amor para quien busca una respuesta es un poquito mas que hacerte bien. Yo tuve el fin y era mas. Yo tuve el mas y era el fin. Yo tuve el mundo a mis pies y no era nada sin ti. Cruce la línea final por tu amor, tan fuerte como el no-amor. Tu amor, parábola de un mundo mejor. Tu amor me enseña a vivir. Tu amor me enseña a sentir. Tu amor.
Lo primero que quise hacer luego de mi liberación psiquiátrica, a continuación de que alguien decidiera que ya estaba apta para conformar el mundo de los seres vivientes, fue ver a Alejo. Me faltaba su presencia, aunque tan solo fiera cibernética, para estar completamente viva. No me alcanzaba con respirar o escuchar latir a mi corazón, esos jamás fueron signos suficientes de vitalidad. Alejo era un signo suficiente.
Fue hacia octubre de 2004 cuando volví a hablar con él. Lo convencí, le dije que estaba bien, que había mejorado muchísimo, que ya no estaba internada y que quería verlo. Al principio dudó y luego me dijo con soberbia: “Bueno, nos vemos. Pero tengo solo media hora”. No me interesaba. Cuando me viese ese rato iba a convertirse en dos horas, quizás tres. No iba a poder resistirse, nunca pudo. Yo debía manejar una hora para encontrarme con él, estar media hora y volver a manejar otra hora. En conclusión: dos horas arriba del auto para estar treinta minutos con quien yo creía el amor de mi vida. “Suena desparejo, pero las cosas van a salir bien”. Siempre con la estúpida idea de que las cosas van a salir bien, porque cuando se trata de Alejo no hay esfuerzo que no esté dispuesta a hacer para que el resultado sea positivo. “Nos encontramos en Recoleta”, me dijo. Él siempre decide dónde, cuándo y cómo. Henry J. Beans, un restaurante o pub en Recoleta. Le pregunté a Papá cómo ir y le dije que iba a encontrarme con el Innombrable. Agradeció mi sinceridad y me explicó cómo llegar. Papá, cómo te amo. ¿Cómo podés confiar tanto en mí? Supongo que simplemente soy muy buena actriz.
Llegué a Henry J. Beans con el corazón en la boca. Subí al baño, me miré en el espejo: hermosa pero cortada como un fiambre. Me puse un saquito negro con rayas blancas para disimular. “No quiero que sepa que estoy enferma” (como si una prenda pudiera disimular aquello). Al menos esta vez tenía cejas y pelo. Llegó, me encontró, me besó en la mejilla. “Vamos a otro lado”- me dijo. Caminamos hasta un paseo llamado Buenos Aires Design, lleno de negocios de arte y decoración y restaurantes. Nos sentamos en la vereda del Hard Rock Café. No podía creer tenerlo en frente mío después de tanto tiempo. Lo adoraba, lo idolatraba. Era mi Dios y estaba ahí cerca de mí. “Te veo mejor” me dijo. Le agradecí. “¿Seguis medicada?”- preguntó. Le contesté la verdad, que tomaba ansiolíticos y antidepresivos pero que quería dejarlos porque realmente me sentía bien. “¿Seguis con Néstor?”. Sí.
-Y vos Ale, ¿estás de novio?
-Sí.
-¿Cómo se llama? ¿Quién es?
-Se llama Claudia.
-Ah… ¿y qué hace? ¿Hace mucho que están juntos?
-Hace dos meses… pero, ¿por qué no le preguntas a ella mejor?
-¿Cómo?
-Mirá, ahí viene.
Lo miré a Alejo, azorada, y después vi venir a una mujer rubia, que caminaba como una bailarina, y se acercaba cada vez más a nuestra mesa. Vi que el le sonreía mientras la desvestía con la mirada. Volví a mirarla a ella. Alejo se levantó: “Claudia, ella es Cielo. ¿Viste? Acá está, tanto que querías conocerla. Ahora te podés quedar tranquila”.
Sí. Fue todo una trampa. Alejo me citó para que su novia no lo celara. Ya me imagino esa conversación: “no podés estar celosa de ese desastre que es Cielo. Está toda cortada, pesa cuarenta kilos y está completamente loca”. Ella seguramente hizo caso omiso y habrá dicho: “hasta que no la conozca no voy a quedarme tranquila”.
Claudia me saludó con un beso. Yo me quedé mirando, atónita. Él le dio un beso en la boca. Mis ojos se abrían a la vez que mi garganta se cerraba. Claudia compartió la mesa con nosotros: “Bueno gordo, al final se hizo tarde para ir al cine”- dijo. ¿Cómo pudo hacerme eso? ¿Estaba soñando? ¿Era acaso verdad? Estaba sentada a la mesa con Alejo, el hombre por el que me quité la vida y su nueva novia, mi reemplazo. ¡Y me estaba reemplazando delante de mis narices!
Pedí disculpas y fui al baño del bar con mi cartera. Me temblaban las manos. Se me caían de los ojos lágrimas de odio, de pasión desenfrenada, de celos, de impotencia, de no poder creer que lo que me estaba pasando. No quería darles el gusto de que me vieran llorar. Busqué desesperada con mis manos temblorosas dentro de mi cartera. ¡Maldición! No estaba. Seguí buscando: “estoy segura de que tengo uno”. Lo encontré finalmente: un sacapuntas recién comprado, filoso como ninguna otra cosa. Temblando pero ya suspirando por el alivio que iba a sentir a continuación, extraje con las uñas los pequeños tornillos .Y me corté los brazos una veintena de veces, con dolor (no del metal en mi piel sino el del reemplazo) y placer.
Las mujeres que estaban en el baño me miraban extrañadas, algunas horrorizadas corrían a la puerta. Terminé de cortarme y me sentí mucho más calmada. Volví a ponerme el saco y salí, no sin antes retocarme la cara con rubor y rímel. Claudia y Alejo charlaban entretenidos de cosas que yo no entendía; no me incluían en la conversación y me sentía de más en mi propia cita. Tomé mi taza de café y al hacerlo, se corrió la manga del saco que ya no era blanco y negro, sino bordó y negro. La sangre salía sin parar, a borbotones, aunque me había cubierto de papel higiénico. Una gota manchó la mesa.“¿Cielo qué te hiciste?”- preguntó Alejo.
La estúpida de Claudia miraba con ojos celestes y freezados.
“Nada ¿de qué hablas?”- contesté y a continuación me saqué con un gesto rápido el saco para dejar al descubierto mis heridas y mi sangre. Claudia abrió mucho los ojos y luego miró hacia abajo (quizás arrepentida del show que habían armado). “Veo que estás mucho mejor”- me dijo él con ironía. “Sí, muchas gracias por preocuparte”- contesté con cierta frivolidad. Después de unos minutos se levantó para ir al baño y quedamos ella y yo solas en la mesa. Ella me hablaba, como si no tuviera los brazos cortados y diez kilos de menos, como si fuéramos amigas o compañeras de algo. Me hablaba como si no estuviera ocupando mi lugar, haciéndole el amor al amor de mi vida, destruyendo mi alma y mi salud mental. Hablamos de cine, me dijo que querían ir a ver una película porque a él le gustaba, pero que a ella no tanto. ¡¿Qué podés saber de Alejo vos que lo conoces hace un mes?! ¿Qué podés saber pedazo de estúpida? Nadie sabe más de él que yo… pero sos mi reemplazo… y sos rubia, tenés ojos celestes, sos médica, tenés treinta años. Yo no soy nadie y estoy sangrando demasiado.
Alejo volvió, se dieron otro beso en la boca. Yo no podía hacer nada más que quedarme callada, mirando al vacío. Unas palabras terminaron de destruir lo poco de digno que quedaba en mí: “Gordo, vamos yendo porque llegamos tarde al cine”. Ahora sí, por favor, ¡mozo! Cianuro on the rocks. Muchísimas gracias y buena vida. “Llamá a tu papá y decile que estás yendo para tu casa”- me pidió él. Que quede claro: no me pidió eso porque se preocupaba por mí, sino porque sabía que iba a intentar matarme después de semejante escena tragicómica, donde él era el actor principal, su pareja la estrella invitada y yo una simple iluminadora. -No pienso llamar a nadie.-Vamos, hacelo… de lo contrario me quedo preocupado. “Dale Cielo, llamá”. ¡La estúpida, la usurpadora, la reemplazante me dijo “dale Cielo llamá”! ¡¿QUÉ ES ESTO?! ¿QUIÉN SOS PARA PREOCUPARTE O INTENTAR HACERTE CARGO? ¡SIQUIERA PARA DIRIGIRME LA PALABRA! Reemplazante de cuarta… ¿Cómo podés siquiera dirigirme la palabra? Que Claudia me lo pidiese fue demasiado. Dije que iba a quedarme tomando algo y que no iba a irme hasta que ellos se fueran. “Bueno, nosotros nos vamos”- dijo Alejo y el eco repitió la frase. Claudia me besó en el cachete y me dijo: “un gusto”. Alejo hizo lo mismo, pero sin gustos. Solo repitió: “Dale, llamá, por favor”. Le contesté que por favor se fuera porque se le hacía tarde para el cine. Él nunca entendió lo que era para mí volver a verlo después de una interminable espera que incluyó intento de suicidio e internación. Nunca lo entendió y esa noche menos que nunca. ¿Cómo pudo hacerme eso? ¿Cómo pudo llevarla? Habían caminado ya una cuadra y yo seguía sentada a la mesa, esperando que me cayera un helicóptero encima o me decapitara por casualidad un verdugo, cuando de repente alguien me tocó el hombro. Era él. Miré para atrás, Claudia esperaba lejos.-Por favor, si no lo hacés por vos hacelo por mí (¡la historia de mi vida!). Llamá a tus padres.-No- le dije, mientras ingería un antidepresivo.
-¿Qué tomaste?-Un Aropax. Lo necesito después de esto.-Te dije que estaba de novio.-Sí, pero no que ibas a traerla a sentarse con nosotros.-“No me hagas llamar a tus padres, por favor”. Entonces tomé mi celular y llamé a Papá: “Papi, estoy volviendo”. “Ahora me quedo más tranquilo”- me dijo también que me quería mucho, me abrazó, y se fue de la mano con mi reemplazo.
Me quedé más de quince minutos llorando en aquella mesa. A continuación me levanté, fui al baño, me sequé la sangre y las lágrimas y caminé hacia donde creía que estaba mi auto. Pero estaba completamente perdida. Había olvidado dónde estaba, qué día era, dónde había dejado el auto. Media hora después llamó Papá: “Cielo ¿ya estás llegando?”. Le dije, llorando, que no encontraba el auto. Me contestó que no me desesperara, no sé qué otra cosa me podría haber respondido. Me senté en la vereda y fumé un cigarrillo. Caminé sin rumbo por lo menos veinte cuadras, a veces en circulo y a veces sin ningún sentido, hasta que lo encontré. Me subí, lloré hasta calmarme y manejé intentando no quedarme dormida después de haber ingerido la pastillita de la felicidad.
Me pasaron tantas cosas & no me acuerdo de nada. Solo del viento y tus ojos, de llorar a carcajadas. No se cuanto habrá pasado desde que te leía, nunca quise darme cuenta que no era idea mía. Hoy no es que rompa cadenas, solo me doy por vencida. Y te perdono por todo, por venir y haberte ido. Si la pena se supera a mi me importa muy poco. No esperaba que asi fuera, mi amor, si aun sueño que te toco. No se de un tiempo a esta parte, no entiendo como pude desarmarme. Me sobraron tantas cosas que no pude darte a tiempo, o tal vez nunca exististe, fuiste mi mejor invento. Hoy mis ojos no te ven, hoy mi boca no te nombra. Nadie sabe que me hiciste, mi amor. Solo mi cuerpo y tu sombra. No se de un tiempo a esta parte, no entiendo como pude desarmarme. No se de un tiempo a esta parte, no entiendo como pude desarmarme o como terminó.
Ya no me encuentro preguntando sobre amor, por fin no hay nada que pretenda no saber. Entiendo que no hay relación entre amar & envejecer. Ya no me encuentro preguntando como dar, por fin comparto por el miedo de perder el milagro de tus caricias llegando el amanecer. Ya no me encuentro contestando un “yo que se”. Por fin entiendo que en tus redes yo caí. Ya no me encuentro preguntándome por qué, por fin entiendo de una vez el porque sí. Porque te vi, te dejé entrar, cerré la puerta & te elegí. Porque esos dos faroles pueden hacer que si estoy fané las pequeñas cosas se bañen del brillo de esa ternura que trasmitís cuando me miras. Hoy puedo entender que te gusta el te, que odias el café, que no queres rosas. Que a pesar del vértigo no hay altura que impida que me saque el disfraz. Tirando a matar, dando unos changüí. Puro razonar, puro frenesí. Siempre fue asi nuestra historia. Que funcione o no, que esté bien o mal, vivirlo con vos para mi es la gloria. Sin escatimar, sin darnos de mas, sin acelerar, sin tirar para atrás. Siempre fue asi nuestro asunto. Le falta de acá, le sobra de allá. Retocándolo pero siempre juntos. Ya no le temo a ese cagón que habita en mi, ni a sus ataques tontos de furia precoz. Distingo excusa y resultado & hoy elijo estar con vos. Ya no me encuentro figurando en el verás, por fin no debo más que lo que va a venir. Pago los precios de tenerte: darte amor y ser feliz. Ya no me encuentro contestando un “yo que se”. Por fin entiendo que en tus redes yo caí. Ya no me encuentro preguntándome por qué, por fin entiendo de una vez el porque sí. Porque te vi, te dejé entrar, cerré la puerta & te elegí. Porque me es imposible de imaginar agonia mas cruel, mas aterradora que mi canto y tu danza alejándose, uno arriba del tren y otro en la estación. En un momento se que quiero escapar de mi propia piel VOS sos mi doctora. Con mi panza y tu panza rozándose no hay poeta que no haga una canción. Tirando a matar, dando unos changüí. Puro razonar, puro frenesí. Siempre fue asi nuestra historia. Que funcione o no, que esté bien o mal, vivirlo con vos para mi es la gloria. Sin escatimar, sin darnos de mas, sin acelerar, sin tirar para atrás. Siempre fue asi nuestro asunto. Le falta de acá, le sobra de allá. Retocándolo pero siempre juntos. Siempre juntos ♥
Resumiendo que tengo un cajón de la firma Pandora, treinta y siete chansos, c’ets a dire, una y media por hora sin contar los sonetos, las coplas, los epistolarios, los tinteros borrachos de tinta que ordeño a diario. Nos tocaba crecer y crecimos, vaya si crecimos.. Pero todo se acaba, ya es hora de decirte chau. Me ha citado la luna en Corrientes esquina Callao. Resumiendo: sabes donde estoy. Resumiendo: si me llamas voy. Resumiendo: no me hagas hablar. Resumiendo esto no es un arreglo floral por tu santo solo sombras que en noches de insomnio me alfombran el canto. Sobre nuestras cabezas silbaban calumnias, payolas, mano a mano las fuimos driblando a puertita gayola. Hace siglos que quiero enviarte palomas de humo antes que carcoma el invierno la culpa que asumo. Ten a bien recibir de mi parte un abrazo amigo. Cuando estalle la guerra estaré en la trinchera contigo. Resumiendo: sin voto y sin voz. Resumiendo: que se pasa el arroz. Resumiendo: dos bises y amén. Resumiendo: que te tengo ley. Resumiendo y nos dieron las seis. Resumiendo: sin exagerar. Una noche te vimos con Tola bajar la escalera. Yo rompía una copa y Javier destrozaba la hoguera. Resumiendo: que me grita el escenario ven. Resumiendo: pido un empujón, no te das cuenta. Resumiendo: que vomito con la televisión. Resumiendo: me hace falta un polvo un buen rock and roll. Resumiendo: nos veremos cuando se ponga el sol.
Que “yo no soy”, que “es el”. Que “yo actué bien y el no”. “Ah no, de acá yo no me muevo”. Que por cuestión de piel, de sexo o religión tus zapatos no me los pruebo. ¿A quién le vamos a tirar una pared cuando ya no nos quede nadie? Tal vez un perro fiel a cambio de comer. Soporté hasta lo insoportable. Temiendo ser peor, temiendo ser mejor. Temiendo al fin… siempre temiendo. Viviendo en el ayer, aletargando el hoy. Sí Victor, sí… Sobreviviendo. Juzgando al por mayor te alejas más y más del juicio que mas importa… Que es el juicio interior que es el que hay que afrontar siendo parte de esta torta. La tribu dice el Groove de un riff ciento por ciento a la paz de la nicotina, hipocondría maternal y paternal, hereditaria vitamina. Los placeres te acortan la carrera y vos que te pensás un indomable, ¿qué gracia tiene andar por esta sociedad jactándose de responsable? Si como un pulpo vas tirando piedras, no hay donde esconder tantas manos. Es mejor asumir la cobardía de huir a la responsabilidad de vivir. No importa cuánto me puedas alejar de la realidad, yo siempre vuelvo… Psicología infernal; picante, dulce y sal pero despierto y ya no vuelvo. Pasado el tiempo al fin el espejo devuelve una imagen más familiar. Voy eligiendo a gusto y alternando puede haber picante, dulce y sal. Me bato a duelo con quien diga que voy bien porque hay rachas en esta vida. Soy grande y que El Señor no vaya a confundir la soberbia con autoestima: que la soberbia mira desde más arriba y no llora penas ajenas; en cambio el autoestima se transmite y contagia cualquier persona buena.
Ay Rocío, caviar de rio frío. Sola entre el gentío, tertolica en celo como un grano de anis, un weekend en París, un deshielo. Un ducados de mas, que desastre de adanes y evas, o quizá una canción si supieras que yo te hago caso de ombligos a brevas. Cuantas noches al alba me barajo la calva Que amenaza debajo del pelo, cuantas tardes dormido, olvido la flor del subsuelo. Y después resucito como un ratoncito silvestre, tan boinon, tan paisano. Tan bribon, tan urbano. Tan fulano, tan picapedrestre. Cada mes cumples años saltando peldaños, dos a dos, tres a tres, cinco a cuatro como un terco vaivén del vagon al arcen del teatro. Yo te miro crecer con la baba mojando zaguanes y me quedo a dos velas con tan poquita tela que cortarte, malditos don juanes. Sufro tu adolescencia como una insolencia que disfruta volviéndome loco. No seas hija de puta si me das jaque mate me enroco. O me vengas cantando y contando mentiras ripiosas. Sweet melocotoncita bendición afrodita coronita de espinas y rosas.
Oxidado y en la carretera, gastando a cuenta un vuelto que no va a volver.. Si fuera mas fácil maquillar este otoño en los besos, si quedaran cartas por mentir en este póker de ciegos. Mas garúa, mas te extraño. Arrodillada en mi boca nunca juego bien esta historia del tipo buen perdedor. Vuelvo a mi cucha rengueando Estas ganas borrachas de volverte a ver, no es que no quiera ladrarte lo que no me anda sobrando es la fe. No es que no quiera cuidarte pero ando nockeado y no puedo hacer pie, Y no es que no quiera tocarte, ando volteado nena.. Se va desinflando nuestra milonga y nunca pudimos bailar sin pisarnos los pies A juntar los puchos y las copas A bajar las persianas se acaba la fiesta y es temprano para pedir revancha