viernes, 11 de septiembre de 2009

A veces es más fácil enamorarse de un desconocido que de alguien cercano a tí. El hecho de mostrarse sin prejuicios, el no tener miedo de defraudar a alguien, nos quita la máscara. Nos desnuda las palabras que nunca pensabamos que diríamos.
Un desconocido no sabe cómo quiere que seamos. Nos mira a la cara, sin miedo a decepcionarse con lo que vea en nuestros ojos. Nos empieza a descubrir tal y como somos.