jueves, 11 de marzo de 2010

Se ha marchado para no volver, el tren de la mañana llega ya sin el. Es solo un corazón con alma de metal, en esa niebla gris que envuelve la ciudad. Su banco esta vacío, El sigue sin mi. Lo siento respirar, pienso que sigue aquí. Ni la distancia enorme puede dividir dos corazones y un solo latir. Quizá si tu piensas en mi, si a nadie tu quieres hablar, si tu te escondes como yo. Si huyes de todo y si te vas, pronto a la cama sin cenar, si aprietas fuerte contra ti la almohada y te hechas a llorar, si tu sabes cuando mal te hará la soledad. Miro en mi diario tu fotografía con ojos de muchacho poco tímido. La aprieto contra el pecho y me parece que estas aquí, entre ingles y matemáticas. Tu padre y sus consejos, que monotonía, por causa del trabajo y otras tonterías te ha llevado lejos sin contar contigo, te ha dicho ‘Un día lo comprenderás’. Quizá si tu piensas en mi, con los amigos te verás, tratando solo de olvidar, no es nada fácil, la verdad, en clase ya no puedo mas, y por las tardes es peor, no tengo ganas de estudiar. Por ti, mi pensamiento va. Es imposible dividir así la vida de los dos, por eso, espérame, cariño mío… conserva la ilusión. La soledad entre los dos, este silencio en mi interior, esa inquietud de ver pasar así la vida sin tu amor. Por eso, espérame, porque esto no puede suceder, es imposible separar así la historia de los dos.