sábado, 9 de abril de 2011

Ay Rocío, caviar de rio frío. Sola entre el gentío, tertolica en celo como un grano de anis, un weekend en París, un deshielo. Un ducados de mas, que desastre de adanes y evas, o quizá una canción si supieras que yo te hago caso de ombligos a brevas. Cuantas noches al alba me barajo la calva Que amenaza debajo del pelo, cuantas tardes dormido, olvido la flor del subsuelo. Y después resucito como un ratoncito silvestre, tan boinon, tan paisano. Tan bribon, tan urbano. Tan fulano, tan picapedrestre. Cada mes cumples años saltando peldaños, dos a dos, tres a tres, cinco a cuatro como un terco vaivén del vagon al arcen del teatro. Yo te miro crecer con la baba mojando zaguanes y me quedo a dos velas con tan poquita tela que cortarte, malditos don juanes. Sufro tu adolescencia como una insolencia que disfruta volviéndome loco. No seas hija de puta si me das jaque mate me enroco. O me vengas cantando y contando mentiras ripiosas. Sweet melocotoncita bendición afrodita coronita de espinas y rosas.